Tratamientos conjugados
- Anticuerpos conjugados: Los anticuerpos son proteínas del sistema inmune, que reconocen elementos extraños o ajenos, conocidos como antígenos. Las células tumorales presentan moléculas que normalmente no se expresan en el ser humano; estos marcadores “extraños” son conocidos como antígenos asociados a tumor (TAAs), y pueden ser utilizados como marcadores específicos del tumor. Se han diseñado anticuerpos dirigidos contra estos antígenos. Los anticuerpos, al unirse a estos TAAs, activan distintos mecanismos con el fin de que el sistema inmune elimine las células que expresan dicho marcadores. Diversas modificaciones para aumentar la eficacia de los anticuerpos como terapia antitumoral se han enfocado en el desarrollo de anticuerpos conjugados con distintas moléculas tumoricidas; esto significa que al anticuerpo se le agrega algún tipo de componente que induzca directamente la muerte de la célula que tiene un marcador reconocido por el anticuerpo
- Anticuerpos conjugados con drogas: Para utilizar drogas que serían muy tóxicas de administrar de manera sistémica (como usualmente se aplican las drogas quimioterápicas) o para entregar dosis mayores sin aumentar los efectos indeseados sobre tejidos sanos, se han desarrollado anticuerpos que llevan unidas drogas o pro-drogas; estas últimas se activan exclusivamente al momento de tomar contacto con la célula tumoral. De esta forma, el anticuerpo se une a un marcador específico (antígeno) de la célula tumoral, dirigiendo y concentrando estas drogas en los tejidos tumorales y no en tejidos normales. Existen anticuerpos conjugados con drogas para ser utilizados en algunos tipos de leucemias y linfomas, aunque su beneficio clínico aun no ha sido comprobado.
- Anticuerpos conjugados con toxinas: También se ha intentado desarrollar anticuerpos que llevan toxinas que inducen la muerte celular, derivadas de bacterias y plantas. En este caso, el anticuerpo debe favorecer el ingreso de la toxina a la célula blanco para ejercer su efecto. Existe un anticuerpo conjugado con la toxina diftérica, que ha mostrado respuestas clínicas prometedoras en el tratamiento de diversos linfomas, y se encuentra aprobada en Estados Unidos para su uso en pacientes con ese cáncer